¿Vivir sin dioses?
Nuestro compañero de estudios universitarios y amigo, Dr. Felipe Martín Huete, nos alegró la vida esta sábado con el regalo de otro libro suyo, Secularización, modernidad y religiones tradicionales. El impacto de un paradigma (Ed. Gami, Granada, 2018), recién publicado. De sus abundantes páginas, recogemos estas sus palabras:
"... la religión es algo tan universalmente humano como el lenguaje mismo" (p. 172), misterium tremendum.
Leyendo sus documentadas páginas, resuenan hondas e inquietantes interrogaciones: ¿podrán los humanos vivir sin creer, sin endiosar, sin idolatrar, sin suplicar a los poderes de lo real, sin enloquecer y matar en el altar de sus ídolos? ¿Habrá una nueva aurora sin idolatrías?
¿Se ha cumplido la secularización como proceso histórico de la negación de las religiones? ¿Acaso no es la secularización laicista una nueva forma de religión con nuevos dioses e ídolos, con nuevos cultos y rituales?
¿A dónde va la Europa laicista y atea del pluralismo religioso, de las creencias sin pertenencias a iglesias, comunidades, congregaciones...? Cristianismo... islamismo... judaísmo...budismo... y las nuevas religiones New age...
En esta obra el filósofo y escritor Felipe M.H. nos lleva a pensar cómo las religiones estructuran con sentido humanizador o transgresor las vidas humanas en las sociedades, reconociendo el enorme y aún vivo legado cultural del cristianismo en la Europa de los burócratas pluralistas y multiculturalistas...
Qué es lo sagrado para nosotros. Cuáles son nuestros dioses...
Decía Chesterton que cuando no hay Dios cualquier cosa, incluso la menos apreciable, se toma por divina... Y en un sentido general tenía razón Ortega, somo más en nuestras creencias que en nuestras razones.
ResponderEliminarQué razón tiene nuestro amigo José Biedma en sus citas: el ocaso de los dioses es ilusorio, pues los arquitectos demiurgos crean otros nuevos con sus ritos y cultos; y como todo es relativo a las ideas de quita y pon, pues parece que ya no tenemos creencias o raíces desde donde asentarnos en la realidad. Ah, tomarse la vida con filosofía es atenerse a la realidad que somos, en cuerpo y espíritu, para salvarla a ella y a nosotros en ella: Ortega, Meditaciones del Quijote: "Yo soy y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo".
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